de Olga Storaci – Quito
Esta experiencia está llegando a su fin y después de 9 meses si me pidieran que la resumiera probablemente diría «una montaña rusa». Es y ha sido una experiencia llena de emociones, conocimientos, encuentros, acontecimientos positivos y negativos, descubrimientos, aventuras, experiencias culinarias y mucho más.
Ecuador es un país pequeño comparado con muchos otros, pero lleno de biodiversidad y bellos paisajes. Aquí se vive sin estaciones, donde, moviéndote incluso unas horas, el clima y la naturalidad cambian por completo; en unas horas puedes pasar de un jersey de lana a un chaleco y encontrarte con un aguacero amazónico a 35 grados. Ecuador ofrece de todo: bosques, volcanes, montañas, extensiones verdes, ciudades, parques naturales, cascadas y una fauna increíble, que incluye cocodrilos, delfines rosados, una infinita variedad de aves, monos y mucho más. Es sin duda una joya naturalista, que me ha regalado tantas emociones, experiencias y descubrimientos de lugares que no se me habría ocurrido visitar. Durante este último año he viajado mucho, mucho más de lo que pensaba. Me he acostumbrado a hacer viajes interminables de 20 horas en un solo fin de semana sólo para tener la oportunidad de descubrir un lugar nuevo. Si me parara a pensar, no podría determinar mi lugar favorito en Ecuador, porque realmente vi demasiadas cosas maravillosas que siempre llevaré conmigo en mis recuerdos y en los fotogramas de mi cámara. Definitivamente redescubrí una gran paz y tranquilidad al estar en medio de la naturaleza, y viviendo en Quito, una ciudad que te permite moverte con facilidad, las escapadas a los sonidos de la naturaleza eran muy frecuentes.
A pesar de ello, vivir en Ecuador no ha sido todo aventura y descubrimiento, al menos durante este año, en el que el país ha experimentado y está experimentando tantos cambios. De hecho, vivir aquí, y probablemente también vivir en Quito específicamente, significa tener que estar siempre alerta, moverse con un coche en cuanto se pone el sol y estar siempre preparado para grandes cambios en materia de seguridad y movilidad. En este periodo ha habido varios acontecimientos de especial relevancia para el país, como un cambio de gobierno, una declaración de conflicto armado interno y ahora una crisis energética que está provocando cortes de luz de hasta ocho horas diarias. En consecuencia, creo que puedo decir que vivir aquí en Ecuador en este momento ha sido definitivamente como estar en una montaña rusa, con grandes altibajos.
Este año me ha dado y enseñado mucho, pero sobre todo, me ha permitido compartirlo con personas realmente maravillosas. Mis compañeros de oficina, no sólo han sido compañeros de trabajo, sino que han sido maestros y sobre todo amigos. Nunca antes había trabajado en un grupo tan unido de personas tan dispuestas a ayudarte y aconsejarte en cualquier situación de la vida. Desde luego, no me despediré de ellos a la ligera y echaré mucho de menos sus bromas interminables, todo lo que me enseñaron tanto humana como profesionalmente, el apoyo y la generosidad que mostraron conmigo, las competiciones de piedra, papel o tijera para tomar decisiones, sus sonrisas, todas las palabras y refranes que aprendieron y, sobre todo, su calidez humana. Además, no olvidaré fácilmente el infinito amor y cariño que nos tiene nuestro jefe, porque sin duda es algo raro y realmente precioso. Me hicieron sentir parte de algo desde el primer día que entré en aquella vieja oficina algo desconcertada y asustada.
Además de haber conocido a compañeros así, he tenido la suerte de estar rodeada de otras personas maravillosas con las que he vivido todas mis aventuras aquí, con las que he tenido el placer y la suerte de viajar, con las que he compartido charlas interminables, momentos de desánimo y alegría, risas sinceras, cenas deliciosas, tardes de convites y películas, y mucho más. Ninguno de nosotros sabe realmente a dónde iremos después de esta experiencia, pero creo que en el corazón de todos hay un gran deseo de volver a vernos para poder compartir otro trocito de vida juntos, sea donde sea y aunque sea por un tiempo limitado, porque seguro que el tiempo que ya hemos vivido juntos sólo hace que quieras experimentar más. Al fin y al cabo, todos somos extremadamente diferentes entre nosotros, pero de alguna manera hemos llegado a conocernos y a encajar perfectamente en un rompecabezas que se puede montar de mil maneras diferentes.
En resumen, puedo decir que este año, a pesar de los diversos contratiempos, altibajos, ha sido un año de novedades, descubrimientos, conocimientos y amistad, y no podría estar más agradecido.